Preguntas y respuestas

Primero responderán a nuestras preguntas nuestras organizaciones invitadas y después nuestra eurodiputada invitada.

>¿Cuándo se dio vuestra organización cuenta de que el COVID iba a ser un problema importante y cual fue vuestra primera reacción?

EDF:
El Foro Europeo de la Discapacidad empezó a monitorizar la pandemia de cerca a mediados de febrero, en particular en relación a nuestro funcionamiento interno. La junta celebró una reunión a comienzos de marzo y nuestro director llevó a cabo un análisis diario de los riesgos para estar preparados por lo que pudiera pasar.

Empezamos a trabajar en nuestra respuesta al COVID-19 durante la segunda semana de marzo, cuando la mayoría de gobiernos europeos empezaron a tomar medidas de confinamiento. Lo primero fue la publicación el 13 de marzo de una “Carta abierta a los líderes de la UE y de los países de la UE: inclusión de la discapacidad en la respuesta al COVID-19”. Durante esta semana también se llevó a cabo una importante labor de recopilación e intercambio de respuestas nacionales, ayudando a los miembros a recopilar respuestas a cuestiones específicas.

WBU:
(Las sede central de la WBU se encuentra en Canadá). Nos enteramos a comienzos de marzo a través de los medios de comunicación, de la dirección del CNIB (nuestra organización anfitriona) y por Internet. Sin embargo, fue a mediados de marzo cuando nos dimos cuenta de la gravedad de la situación, cuando el gobierno declaró el estado de alarma, impuso el confinamiento y estrictas medidas de seguridad, incluyendo el distanciamiento físico/social, aislamiento y cuarentenas; también se cerraron los colegios y los comercios no esenciales. Por la seguridad y salud de nuestro personal cerramos nuestras oficinas y empezamos a trabajar desde casa.

IAPD
A comienzos de mayo, cuando los viajes a varias actividades de la IAPD en Europa se puso en cuestión. En un principio se pararon los preparativos y después, dado el empeoramiento de la situación, se pospusieron las actividades presenciales.

EUD
Ya que la EUD es una organización con sede en Bruselas, nos enteramos del covid-19 y de los esfuerzos para contenerlo cuando el gobierno belga anunció de manera oficial los planes para el confinamiento y la cuarentena, lo que tuvo lugar a mediados de marzo.

Reaccionamos con calma, ya que por lo general a los empleados de la EUD se les permite trabajar desde casa. Decidimos convertir toda nuestra actividad diaria en teletrabajo, realizando nuestras tareas como de costumbre, cumpliendo las normas del gobierno belga y haciendo las adaptaciones correspondientes.

¿Cuáles fueron las fuentes de información que considerasteis más fiables, sobre las que basasteis vuestro trabajo?

EDF:
Hicimos uso principalmente de dos fuentes: fuentes oficiales como la Organización Mundial de la Salud, y las directrices del gobierno belga en lo que se refiere a asuntos internos.  

En lo que se refiere a la adopción de políticas nos basamos sobre todo en nuestros miembros nacionales y europeos, así como en nuestra red de afiliación y colaboradores, como la Alianza Internacional de Personas con Discapacidad.

WBU:
Los altos cargos del  CNIB, altos cargos gubernamentales, incluyendo al presidente de Canadá y responsables sanitarios.

IAPB
La OMS, la IAPB, la AAO, fuentes gubernamentales, agencias de noticias.

EUD
Los anuncios oficiales del gobierno belga, así como las normativas sobre teletrabajo y seguridad en general.

¿Cómo ha afectado la crisis al desempeño diario de vuestro trabajo? ¿Se ha podido instaurar el teletrabajo? ¿Se ha podido adaptar la infraestructura? ¿Se sienten vuestros empleados y afiliados debidamente protegidos y a la vez capaces de contribuir?

EDF:
El Foro Europeo de la Discapacidad estaba bien preparado para desempeñar su labor diaria de forma remota. Algunos de nuestros empleados ya trabajaban desde casa antes de la pandemia, por lo que contábamos con estructuras virtuales y hemos podido adaptar nuestras actividades diarias. También habíamos planeado llevar a cabo seminarios por internet, por lo que ya habíamos estudiado cómo garantizar su accesibilidad. Sin embargo, ha supuesto un reto considerable tener que realizar todas las reuniones y actividades por internet, reto al que nuestras compañeras Raquel, Catherine, Loredana y Muriel han hecho frente con mucho éxito.

Los dos retos principales han sido:

  • Como hemos dicho ya, transferir muchas de nuestras reuniones físicas a reuniones por internet: aunque contábamos con los conocimientos necesarios, la falta de reuniones físicas nos obligó a transferir casi todo a formato virtual, incluso las reuniones reglamentarias, lo que conlleva mucho trabajo a nivel legal y logístico para garantizar el empleo de distintos formatos para las reuniones por internet y los seminarios en línea, y que los dos fuesen válidos.  
  • Incremento de la carga laboral debido a la pandemia: tras una pausa inicial, las instituciones europeas han retomado algunas de sus actividades habituales, lo que quiere decir que tenemos que hacer frente a tareas relacionadas con el COVID-19 y a tareas como la preparación de consultas, el Galardón a la Ciudad Accesible, etc.; esto ha supuesto un aumento significativo de la carga laboral. También esperamos un incremento muy importante en nuestra carga laboral en la segunda mitad del año: lo más probable es que las instituciones europeas no pospongan  ninguna tarea para el 2021; afrontarán el impacto de la pandemia como parte de su trabajo ordinario, aumentando la productividad y el nivel de exigencia en la segunda mitad del año. 

WBU:
Excepto el espíritu de equipo que tenemos cuando estamos juntos, nuestro trabajo sigue adelante. La infraestructura de nuestra oficina está bien establecida, el teletrabajo se desarrolla sin problemas y todos los empleados seguimos conectados de manera virtual. Nos sentimos protegidos, seguros y sanos, capaces de contribuir con eficiencia.

IAPB
Todas las actividades de la sede se desarrollan en línea, la comunicación se realiza de forma electrónica (email, teléfono, zoom).

EUD
Adaptarnos ha sido relativamente fácil, ya que hacemos nuestro trabajo principalmente con los ordenadores portátiles del trabajo, que nos podemos llevar a casa, y por correo electrónico. También compartimos una carpeta de Dropbox con todos los ficheros de la EUD que necesitamos para trabajar desde casa. Los intérpretes de lenguaje de signos también pueden trabajar sin problemas a través de plataformas de vídeo como Skype, Zoom, SignLive.

Seguimos teniendo nuestras reuniones semanales de equipo para el desarrollo de estrategias, así como reuniones individuales a través de video llamadas por Zoom o WhatsApp.

Los empleados se sienten seguros trabajando desde casa: no tienen que usar el transporte público o encontrarse con personas que puedan infectarles.

¿Cómo creéis que reaccionaron los gobiernos y otras organizaciones de referencia en términos generales? ¿Estuvieron dispuestos a escuchar las preocupaciones de las personas con discapacidad?

EDF:
No, no lo estuvieron. Estamos muy decepcionados con la reacción de la mayoría de los gobiernos: hubo personas con discapacidad que estuvieron mucho tiempo sin acceso a información accesible, los temores de la pérdida de prioridad en el acceso a la asistencia sanitaria se volvieron una realidad, los gobiernos impusieron medidas de confinamiento imposibles de cumplir para muchas personas con discapacidad y, una vez más, no se pensó en absoluto en las personas en residencias, y lo que es peor, los gobiernos impusieron medidas que llevaron con frecuencia a que se encerrara a los residentes en sus cuartos, aislados por completo, sin contacto con nadie.

Estamos muy decepcionados con estas reacciones que demuestran la desatención y la discriminación a las que se somete a estas personas.

Ha habido algunas pequeñas mejoras en las últimas semanas, pero los gobiernos deben esforzarse para involucrar a las organizaciones de personas con discapacidad de manera sistemática en los grupos de trabajo y organismos creados para hacer frente al COVID-19.

WBU:
El gobierno de Canadá reaccionó de manera rápida tomando medidas importantes de forma inmediata para ayudar a los canadienses; se evacuaron aquellas áreas con alta incidencia de COVID, se implementaron varios programas y servicios de apoyo, incluyendo prestaciones económicas especiales para las personas que se quedaron sin trabajo, becas para estudiantes y ayudas a empresas.  

En lo que se refiere al colectivo de personas con discapacidad, el gobierno creó un Grupo de Asesoramiento sobre COVID-19 y Discapacidad, compuesto por expertos en la inclusión de las personas con discapacidad. El objetivo del grupo es asesorar sobre las experiencias en tiempo real de las personas con discapacidad durante la crisis; sobre temas específicos relacionados con  la discapacidad, dificultades y carencias sistémicas; y sobre las estrategias, medidas y pasos necesarios. Este grupo se centra en áreas de la discapacidad tales como la igualdad de acceso a la atención sanitaria y a las ayudas existentes; acceso a la información y las comunicaciones; salud mental y aislamiento social; y empleo y subsidios para las personas con ingresos bajos.

El gobierno de Canadá se ha preocupado desde un principio de garantizar que se tengan en cuenta los intereses y necesidades de las personas con discapacidad, sin embargo hay algunas lagunas, tales como la falta de información y recursos accesibles.

EUD
La prioridad de la EUD desde el inicio de la pandemia ha sido garantizar que las personas sordas tengan igualdad de acceso a la información a través de los idiomas de signos nacionales. Por ello, la EUD ha recabado  información de las asociaciones nacionales de sordos de la Unión Europea, Islandia, Noruega, Suiza y Reino Unido sobre la accesibilidad de la información en idiomas de signos nacionales en relación al COVID-19 y los esfuerzos de contención.  

La EUD puso de relieve que los gobiernos, tanto a nivel nacional como europeo, en base a lo establecido en la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos de las Personas con discapacidad (UN CRPD), deben garantizar el pleno acceso a la información de todos los ciudadanos, artículos 9 y 21.

En el sitio web de la EUD se puede ver ahora que los gobiernos de los Estados miembros de la UE, así como de otros países, respetan lo establecido en la UN CRPD y se esfuerzan por garantizar  que la información relativa a los intentos de contención del COVID-19 esté disponible en los idiomas de signos nacionales.

La EUD también ha insistido en que la Comisión Europea siga el loable ejemplo de los gobiernos nacionales, garantizando el mismo nivel de accesibilidad de la información emitida a nivel europeo sobre la emergencia del COVID-19 en lenguaje internacional de signos. También nos alegra comunicar que la Comisión de la UE escuchó nuestras peticiones: el contenido del vídeo del presidente de la CE, von der Leyen, estuvo disponible en lenguaje de signos internacional.   

Las personas sordas de Europa solo tendrán acceso a la información de forma plena, coherente y en igualdad durante estos tiempos tan difíciles si la información está disponible en los idiomas de signos nacionales a nivel nacional, y en lenguaje de signos internacional a nivel europeo. .

¿Hay algún ejemplo de buenas o malas prácticas que os haya llamado la atención y queráis mencionar para que todos podamos aprender de esta experiencia sin precedentes?

EDF:
Disponemos de mucha información sobre buenas y malas prácticas en nuestro listado de recursos.

Hay muchos ejemplos de buenas prácticas, la mayoría procedentes de organizaciones de personas con discapacidad. Por ejemplo, Las organizaciones españolas crearon grupos de voluntarios para apoyar a las personas con discapacidad.  

Cuando se emitieron las conferencias de prensa del gobierno como respuesta a la crisis sin intérprete de lenguaje de signos, las organizaciones de personas sordas se movilizaron reivindicando con éxito que muchos gobiernos lo incluyesen.

Las organizaciones de personas con autismo ejercieron presión a través de los medios de comunicación para relajar las medidas de confinamiento.  

Una organización de personas con discapacidad del sur de Francia puso en funcionamiento un servicio telefónico de atención permanente para estudiantes con discapacidad.  

Dos ejemplos de buenas prácticas gubernamentales incluyen a Italia, que designó a una persona con discapacidad como experta en discapacidad en un grupo de trabajo para relajar las medidas de confinamiento; otro ejemplo es Dinamarca, que destinó una cantidad considerable de dinero a las organizaciones de personas con discapacidad para que pudiesen poner en práctica medidas para combatir el aislamiento.  

Sin embargo, esto sucedió en gran medida porque los gobiernos no estuvieron a la altura. Las malas prácticas han sido algo muy común: negándose a regular directrices éticas para el acceso a tratamientos, comunicación inaccesible, encerrando a las personas en residencias, no suministrando equipos de protección individual, no financiando de manera adecuada los servicios destinados a personas con discapacidad. Ha habido fallos múltiples y continuados que han infringido los derechos de las personas con discapacidad.

WBU:
Buenas prácticas: a) la WBU puso en marcha un proyecto reivindicativo en favor de una respuesta inclusiva al COVID-19, incluyendo debates en directo en las redes sociales, un llamamiento a la acción instando a los gobiernos a ser inclusivos en sus intervenciones de mitigación, correos electrónicos regulares a nuestros miembros para mantenerles informados, así como una encuesta detallada para ayudar a entender las necesidades y problemas específicos de nuestra comunidad. b) El cumplimiento de las recomendaciones de los responsables de sanidad aquí en Canadá parece ralentizar la pandemia (distancia social, confinamiento, equipos de protección individual, además de los anuncios, comunicados e información dada por el gobierno de manera coordinada y sostenida. c) La dirección nos mantiene al día con información actualizada y garantiza la seguridad del personal.  

Malas prácticas: a) falta de información accesible y de algunos servicios destinados al colectivo de personas ciegas.

EUD
Consideramos como algo positivo el esfuerzo que han hecho todos los gobiernos de la UE para que la información esté disponible en los lenguajes de signos nacionales, ya que por lo general esto ha supuesto que los gobiernos sean más conscientes de lo importante que son los lenguajes de signos nacionales para el acceso a la información de las personas sordas en Europa.

Conforme empieza a terminarse el periodo inicial de confinamiento en distintos países, ¿cuáles son los retos en los pasos siguientes en la reapertura por fases de ciertos sectores de la sociedad?

EDF:
Tendremos que hacer frente a diversos retos en los próximos meses, pero todo depende de la forma en la que los gobiernos regulen el confinamiento.

El más importante es garantizar la plena participación de las personas con discapacidad. Dependiendo de las medidas que tomen los gobiernos tendremos que hacer frente a retos prácticos que no podemos anticipar; lo único que puede ayudar es la plena participación.  

Por ejemplo, hemos oído que Leuven, una ciudad de Bélgica, está imponiendo “calles de dirección única para los peatones” a fin de facilitar el distanciamiento entre personas. Esto se está llevando a cabo sin señalización accesible, por lo que va a ser una pesadilla para las personas ciegas y deficientes visuales. También nos preocupa el hecho de que haya  personas con discapacidad que no puedan cumplir de forma segura las restricciones de distanciamiento físico que impongan las tiendas conforme vayan reabriendo sus puertas.  

Existen otros problemas más sistémicos:

Debemos estar atentos para garantizar que este periodo no aumente la segregación de las personas con discapacidad: los gobiernos no deben mantenerlas aisladas durante más tiempo que la población general.

También debemos reivindicar más financiación tanto para las organizaciones de personas con discapacidad como para los servicios de asistencia. El COVID-19 y la crisis económica que ha provocado son un riesgo importante: muchas organizaciones y servicios corren el riesgo de desaparecer.  

Debemos luchar con más fuerza para terminar con las residencias y otras situaciones en las que las personas con discapacidad se vean privadas de libertad, ya que con el COVID-19 se convierten en sitios muy poco seguros: mantenerlas abiertas es inhumano.  

Debemos seguir luchando para que la información sea accesible: los próximos meses van a estar llenos de incertidumbre; como ya hemos visto en algunos países los planes de salida no son definitivos y es posible que haya que retroceder. Las personas con discapacidad deben tener acceso a esta información.

Debemos prestar especial atención a los entornos laborales y educativos. Debemos garantizar que las personas con discapacidad no se queden atrás cuando los trabajadores y estudiantes vuelvan a los espacios físicos.  

Por último, debemos realizar un seguimiento muy estrecho y reivindicar con fuerza ayudas para hacer frente a la crisis económica que se avecina. El nivel de pobreza de las personas con discapacidad ya es desproporcionalmente alto, por lo que esta crisis puede suponer una verdadera crisis humanitaria para las personas con discapacidad de Europa.

La crisis que se avecina también es preocupante para la financiación de las organizaciones de personas con discapacidad y para la sociedad civil en general. Esperamos que los gobiernos no recorten la financiación, pero parece probable que algunos lo hagan.   

Por último, un problema importante es el impacto que la actuación de los gobiernos está teniendo en los derechos humanos, la libertad de movimiento y la privacidad. Es probable que los gobiernos tomen medidas desproporcionadas que infrinjan nuestros derechos y limiten nuestra libertad, así como nuestro trabajo.  

WBU:
a) La incertidumbre y el miedo a un rebrote. b) La falta de estrategias adecuadas y eficientes para monitorizar y mantener las recomendaciones de los responsables sanitarios, como el distanciamiento social y el empleo de equipos de protección individual con la reapertura de los negocios.  c) El riesgo de un aumento en el número de contagios y muertes. d) Datos insuficientes. e) La transición sin precedentes a una “nueva normalidad”.

EUD
Nuestros miembros nos han hecho saber el problema que el uso obligatorio de mascarillas supone para las personas sordas, ya que impide que puedan leer los labios y oculta uno de los elementos esenciales del lenguaje de signos: las expresiones faciales. 

¿Qué lecciones podemos aprender para aplicar en un futuro de la forma en la que se ha actuado en esta situación, tanto dentro como fuera de vuestra organización?

EDF:
Está claro que todavía no se nos incluye de manera sistemática; esto ha supuesto muertes, dolor y sufrimiento innecesarios para las personas con discapacidad.  

Esta situación ha puesto de relieve hasta qué punto las personas con discapacidad siguen estando excluidas y el impacto que esto puede tener. Los gobiernos deberían consultarnos de manera sistemática.  

En particular es importante que participemos en los próximos meses para garantizar que se respeten los derechos de las personas con discapacidad y sus organizaciones, así como que éstas cuenten con suficientes recursos para llevar a cabo su labor.

WBU:
Deben acordarse de manera generalizada y en todo momento respuestas inclusivas bien coordinadas y estrategias para la reducción del riesgo de desastres. Es de vital importancia que exista información, recursos y servicios para la reducción del riesgo de desastres que sean accesibles e inclusivos.

EUD
La lección más valiosa para los gobiernos es que la disponibilidad de información accesible en lenguajes de signos nacionales es clave para las personas sordas. Esto no quiere decir que solo la información sobre emergencias deba ser accesible, sino que toda la información debe ser accesible.

¿Existen herramientas, métodos, redes, que se puedan organizar para garantizar que se reaccione de la mejor manera posible ante cualquier crisis futura?

EDF:
Es esencial que la Convención de la ONU sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad se implemente de manera plena; lo que incluye, por supuesto, situar a las personas con discapacidad en el centro de la respuesta. Debemos tomar parte en los comités, grupos de trabajo y organismos. Las organizaciones de personas con discapacidad necesitan recibir fondos para disponer de los recursos necesarios para poder ser una parte activa de estos organismos.  

Ya existen distintos grupos centrados en discapacidades específicas dedicados a la reducción de riesgos en caso de desastre; debemos empoderarles, pero sobre todo asegurarnos de que estén conectados con los grupos mayoritarios.

WBU:
a) Debemos implementar sistemas efectivos de reducción del riesgo de desastres, así como mecanismos para monitorizar y abordar pandemias como esta. b) Los gobiernos deben garantizar una respuesta inclusiva para todo tipo de crisis. c) Las organizaciones deben desarrollar e implementar políticas y estrategias que aplicar en caso de catástrofe. d) Deberían crease redes y estructuras especiales intergubernamentales e inter-organizativas para hacer frente a futuras crisis. e) Estrategias públicas de concienciación e información continuadas e inclusivas.

EUD
La clave está en la participación activa y constante en el proceso de toma de decisiones de las organizaciones representantes de las distintas discapacidades.

¿Hay alguna otra idea o comentario que queráis compartir con nosotros?

WBU:
a) Las fuentes de información fiables son clave en tiempos de crisis, b) Deben considerarse en todo momento estrategias e intervenciones accesibles e inclusivas, c) una correcta recolección de datos

IAPB
Las instituciones educativas comenzaron a impartir clases a distancia por internet cuando el gobierno ordenó el cierre de todos los colegios, institutos y universidades. La transición a la enseñanza virtual fue una de las órdenes fundamentales dictadas por el ministerio. Las oficinas educativas centrales de cada región establecieron las directrices principales y los colegios desarrollaron las suyas propias.

  1. Esta transición (que incluye enseñanza/aprendizaje y también los exámenes) se llevó a cabo sin problemas en las universidades e institutos que imparten rehabilitación visual debido a su buena infraestructura.
  2. Los colegios de niños ciegos y de baja visión también han empezado a dar las clases a distancia, utilizando diferentes métodos en base a lo que los niños tenían disponible en casa: PC, Messenger, Viber, Skype, por teléfono y por correo (enviando material educativo). En algunos pueblos los niños tienen que ir a la biblioteca o al despacho del alcalde para poder acceder a internet. Este tipo de enseñanza es más complicada en el caso de los niños con pluridiscapacidad, ya que es muy difícil comunicarse con ellos de manera virtual. En estos casos los colegios están intentando apoyar a las familias.

Algunos colegios han ofrecido a las familias la posibilidad de alquilar portátiles y dispositivos ópticos/electrónicos para que los puedan utilizar los niños. Además de las clases digitales en línea, uno de los colegios ha creado un blog con sugerencias para los padres sobre cómo ayudar a sus hijos en casa, así como un blog sobre la biblioteca.

Los centros de rehabilitación visual han continuado ofreciendo rehabilitación visual a personas que residen en los centros y que ya la habían comenzado a recibir. Sin embargo, se ha suspendido la rehabilitación a domicilio y las visitas a los centros, a fin de garantizar la seguridad de los residentes y del personal. Todavía se puede impartir formación a distancia por internet y algunos centros llaman por teléfono a sus clientes a casa.

Las organizaciones nacionales y regionales de personas ciegas y con baja visión han decidido que la mayoría del personal trabaje desde casa, aunque algunos empleados todavía trabajan en su ubicación habitual, por lo que los servicios no se han visto afectados.

Están siempre pendientes de cualquier cambio que pueda producirse en las normas legales para actuar en consecuencia. Están en contacto directo con el ministerio y los representantes gubernamentales. Informan a sus miembros por medio de un boletín informativo y de su página de Facebook.  

Una ONG se adaptó a la nueva situación del COVID de la siguiente manera: tuvo que dejar su programa de detección de problemas visuales; decidieron entonces organizar donaciones (mascarillas, equipamiento médico, lotes de alimentos, ordenadores portátiles) para hospitales y familias necesitadas; también promovieron y organizaron la donación de sangre.

EUD
Puede visitar nuestra página web, donde encontrará información sobre las distintas situaciones a nivel nacional.  

Preguntas a la eurodiputada Katrin Langensiepen

1. En términos generales, al margen de las preocupaciones de las personas con discapacidad, se ha criticado con frecuencia a nivel nacional que la UE no tuviese una respuesta común a la crisis de la pandemia del COVID-19, ¿cree que esta crítica está justificada?

Sin duda es cierto que la pandemia del COVID-19 ha demostrado que la UE no estaba en absoluto preparada y no contaba con las estrategias para hacer frente a este tipo de crisis. La reacción inicial de los Estados miembro fue gestionar la crisis nacional. Las fronteras nacionales se fueron cerrando una tras otra; se echó en falta la coordinación de la UE en relación a la paralización económica y social.

La falta de solidaridad entre los Estados miembro por desgracia se hizo muy evidente, en especial en la fase inicial cuando Italia vio como se colapsaba su sistema sanitario.

No obstante, la UE recuperó el control de la gestión de la crisis. La Comisión propuso importantes medidas financieras para minimizar las secuelas socioeconómicas en los Estados miembro e invirtió en investigación para una vacuna. Los fondos europeos, como el Fondo de Ayuda Europea para las Personas más Desfavorecidas, se transformaron para poder prestar ayuda sobre el terreno  de manera más flexible y con menos burocracia. Algunos Estados miembro, como Polonia, Rumanía y Alemania también mostraron su solidaridad intercambiando equipos médicos y transfiriendo pacientes desde Italia y Francia a sus hospitales.

Lo que la UE debe hacer ahora es aprender de esta crisis y prepararse para la próxima. El Grupo de los Verdes/Alianza Libre Europea ha elaborado un plan de recuperación y resiliencia, una estrategia de inversión y reforma basada en una respuesta a la crisis firme, sostenible y justa. Pensando en futuras pandemias necesitamos una cooperación más fuerte, un mejor intercambio de información sobre disponibilidad de medicamentos, camas de cuidados intensivos y dispositivos médicos, más inversión en la producción europea de material médico, así como un plan de respuesta europeo para catástrofes.   

 2. En lo que se refiere a las personas con discapacidad, ¿qué opina de la forma en la que la UE y sus Estados miembro han gestionado la crisis hasta el momento? ¿Cuáles son las principales omisiones de las que tiene constancia en calidad de miembro del Intergrupo sobre Discapacidad?

Las personas con discapacidad se han visto afectadas de manera desproporcionada por la pandemia y también se han visto abandonadas de manera desproporcionada en esta crisis. Son muy preocupantes los informes sobre las violaciones de los derechos humanos a las que se han visto sometidas las personas con discapacidad. No se apoyó a las instituciones, que no contaban con suficiente ayuda o material médico, se redujeron los servicios destinados a las personas con discapacidad y en algunos Estados miembro incluso el propio derecho a la vida se puso en cuestión al imponerse normas de triaje en los hospitales.

Para mí el mayor error de los Estados miembro fue no incluir a las personas con discapacidad en la gestión de la crisis, de haberlo hecho las cosas hubieran sido distintas. Soy la única eurodiputada con una discapacidad visible, por lo que soy consciente de la baja representación que las personas con discapacidad tienen en la política: esto es sin duda un problema.  

Desde el confinamiento estoy trabajando desde casa en Alemania; junto a otros activistas estoy luchando activamente por la protección de los grupos de riesgo, incluyendo a personas con enfermedades previas y también personas con discapacidad. En los seminarios por internet que he organizado muchas personas con discapacidad han expresado su miedo a verse aisladas y estigmatizadas como grupo de riesgo. Por otro lado, ahora, tras el confinamiento, los grupos de riesgo temen que se les excluya en el trabajo y en la vida social. Por ello necesitamos planes de acción específicos destinados a ayudarles tras el confinamiento.  

El triaje es otro tema que preocupa mucho a las personas con discapacidad. En Alemania la situación de los hospitales es muy buena, sin embargo las asociaciones profesionales de medicina de urgencias publicaron recomendaciones de triaje, que de manera indirecta discriminan a las personas con discapacidad, tomando en cuenta factores como la fragilidad en la evaluación. Esto es inaceptable y es algo ante lo que la UE y los Estados miembro no deberían cerrar los ojos.

 3. ¿Qué lecciones podemos aprender para el futuro más o menos inmediato? ¿Qué espera de la UE y en particular del Parlamento Europeo?

 El Parlamento y el resto de instituciones de la UE deberían concentrarse en dos cosas:

Primero, debemos revelar y perseguir todas las infracciones ocurridas durante el Covid-19. Por ejemplo, pidiendo a la Comisión un informe específico sobre infracciones de la UNCRPD durante la pandemia.

En segundo lugar, debemos seguir trabajando para conseguir la implementación de la UNCRPD.

La pandemia solo hizo que resaltar las diferentes áreas en las que se sigue discriminando a las personas con discapacidad: institucionalización, falta de accesibilidad de los hospitales, de la información y el transporte; servicios con financiación insuficiente… Todos estos problemas ya existían antes de la pandemia y sus consecuencias han sido terribles en este último mes. Tenemos que luchar más que nunca por la implementación de nuestros derechos. Para ello es necesario que la Comisión cuente con una Estrategia Europea Post-2020 sobre Discapacidad que sea contundente, que también incluya lo vivido durante la pandemia. La UE necesita un plan europeo de respuesta ante desastres que incluya de manera automática un equipo de asesoramiento para la crisis con representantes de las personas con discapacidad.  

También debemos seguir presionando a la Comisión para que por fin proponga una nueva legislación antidiscriminación.